Capítulo I – Fundamentos Básicos – Fragmento Teórico
I.6. LA CLASIFICACIÓN ABC EN LOS MERCADOS.
He querido dejar para el final de “LOS FUNDAMENTOS BÁSICOS” una metodología que se aplica en la industria, en la logística, en los cálculos de costes, en las determinaciones de precios, y en muchos otros conceptos de la vida real, y que va en consonancia con la idea que intento transmitir. Esta metodología se denomina “LA CLASIFICACIÓN ABC”.
¿Qué es una clasificación ABC?
Veámoslo con un ejemplo:
En cualquier empresa de fabricación de cualquier tipo de equipo o bien, previo al proceso de fabricación es necesaria la compra y posterior acopio del material o materia prima a utilizar.
Evidentemente, para efectuar el mencionado acopio, podemos utilizar diferentes sistemas de planificación “MRP” (Material Requirement Planning o Planificación de las Necesidades de los Materiales), o filosofías japonesas de stock de material CERO, basadas en la fabricación “JUST IN TIME” (Justo a Tiempo), o negociando contratos con los suministradores para que haciéndoles visible nuestra planificación (nuestras futuras necesidades), sean ellos los que se responsabilicen del acopio previo.
Pero con independencia del método de aprovisionamiento utilizado, por norma, justo anterior a nuestra cadena productiva, nos encontraremos con unos almacenes de material bastante llenos, y lo que es más dificultoso, con un muy elevado número de artículos diferentes a gestionar.
Debe resultar evidente, que el objetivo del planificador de las existencias físicas de material es que las mismas sean las mínimas posibles a nivel monetario, pues cuanto mayor sea el importe del material de los almacenes, más dinero tendremos inmovilizado, y mayor será el riesgo de que por motivos de cambios de la demanda, parte del material de nuestros almacenes deba ser tirado por inservible.
Llegados a este punto, supongamos que el número de materiales diferentes que gestionamos en nuestros almacenes es de 1.000. No es nada exagerado, yo he llegado a trabajar con 3.000 y 5.000 códigos distintos.
¿Creéis que es posible que un grupo reducido de personas lleve una gestión óptima sobre 1.000 elementos distintos?
La respuesta es “no”, y la solución es la clasificación ABC.
Cada uno de los materiales de nuestro almacén tendrá un valor unitario distinto, unos valdrán 1 euro y otros 5 euros, y este valor unitario multiplicado por el número de unidades que tengamos de cada uno de ellos en el almacén, nos darán el valor económico total de cada material.
Da la casualidad, y esto sucede en todos los hechos de la vida, que de los 1.000 elementos distintos de nuestro almacén, si ordenamos los mismos por valor económico, y cogemos los códigos de más valor, con solo coger el 5% de los códigos de nuestros almacenes (en este caso 50 códigos o materiales distintos), estaremos igualmente cogiendo el 75 % del valor total de nuestro almacén. Esta primera selección se denomina la clase “A”. Si continuamos seleccionando materiales por su valor económico total, tendremos que el 20% siguiente, representa el 20% del valor total y denominaremos a estos códigos como clase “B” (200 códigos), es decir, la clase “A” más la clase “B” estará formada por el 25% de los códigos y simultáneamente representarán el 95% del valor económico. Por último, el resto de códigos serán la clase “C”, que en número de códigos distintos son el 75% del total, es decir, 750 códigos distintos, y sin embargo solo representarán el 5% del valor económico del almacén.
Figura I.6.1.
En la figura I.6.1 está representados gráficamente los resultados de una teórica clasificación ABC, considerando que la clase “A” es el 5% de los códigos, la clase “B” es el 20% de los códigos, y la clase “C” es el 75% de los códigos.
Por supuesto que a todos nos gustaría ser perfectos y llevar todo perfectamente, pero la vida real es diferente, y con medios reducidos, la gestión debe ser centrada en lo que realmente importa. Debo tratar de gestionar perfectamente el material que más valor económico tenga (en volumen), y para ello me centraré en la gestión de los materiales tipo “A” y posteriormente los materiales tipo “B”.
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